Me acerqué tímida, realmente su presencia me pone nerviosa, hubo una extraña sensación en el vientre al momento en que sin imaginarlo me arrebató el beso que marcó el principio del fin. Sus labios eran suaves, dulces, era inútil resistirme, más cuando lo había imaginado tiempo atrás. Heme ahora besando al amigo de siempre, lo prohibido al alcance de mis manos, los deseos cumpliéndose en un encuentro ocasional.Sus manos de manera indescriptible recorrían mi cuerpo, tocando, explorando, sintiendo el nerviosismo, la excitación entre mis piernas, mientras mi respiración se agitaba cada vez más.No sabía qué hacer, ni qué decir, pude detenerlo pero en verdad lo deseaba, fui suya porque así lo quise y sin más, dejé que comenzara a desnudarme. Sus labios recorriendo mi cuerpo, mi cuello, mis pechos, llegando al centro. Saboreé cada momento, y al observarlo sentí que no mentía, que él deseaba ese instante tanto como yo. Comenzó el vaivén, de alguna manera la timidez desapareció y mis manos tomaron rumbo, la inexperiencia era notable pero después de unos minutos el espacio se consumó en el silencio de unos besos atrevidos, besé su rostro, mordí sus labios.
Caminar sobre su cuerpo y danzar sobre su sexo.
Las palabras arrojadas a la nada, los suspiros congelados en una habitación, las caricias observadas por los espectadores detrás de las cortinas.Bastó tan sólo una mirada para entender que el tiempo había escapado por la ventana, era momento de volver a la realidad, esa realidad en que nuestros pasos son contados y los besos sólo pueden ser robados. Y ahora, ¿qué hago con las ganas de que su cuerpo roce el mío, despacio, muy despacio, que sus labios recorran lo recovecos que existen en mi, que sus dedos se conviertan en mi perdición y de que sus besos lleguen al agua cristalina que brota del centro?Me gustaría ver cómo llega a la cúspide mientras estalla dentro, y escuchar el placer que brota de la expresión en su rostro.
Caminar sobre su cuerpo y danzar sobre su sexo.
Las palabras arrojadas a la nada, los suspiros congelados en una habitación, las caricias observadas por los espectadores detrás de las cortinas.Bastó tan sólo una mirada para entender que el tiempo había escapado por la ventana, era momento de volver a la realidad, esa realidad en que nuestros pasos son contados y los besos sólo pueden ser robados. Y ahora, ¿qué hago con las ganas de que su cuerpo roce el mío, despacio, muy despacio, que sus labios recorran lo recovecos que existen en mi, que sus dedos se conviertan en mi perdición y de que sus besos lleguen al agua cristalina que brota del centro?Me gustaría ver cómo llega a la cúspide mientras estalla dentro, y escuchar el placer que brota de la expresión en su rostro.
LAS PALABRAS QUE NO SE ENCUENTRAN
ResponderEliminarVIVEN EN ALGUN SITIO QUE DE ALGUNA MANERA
SUSPIRAN TENDIDAS CON LOS MUSLOS ABIERTOS
DISPUESTAS A SER RESPIRADAS
TEMBLANDO Y MOJANDOLO TODO
ROZANDO CON SU FORMA ERECTA
CADA UNO DE TUS RECOVECOS