Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo.
Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo).
Estuve en Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en uno siempre vuelve a los viejos sitios...
Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí también tengo amigos entrañables, he compartido llanto, alegrías, gritos, lluvias, fiestas, bailes, letras y más letras.
Durante este tiempo tuve maestros bien chiditos, y otros no tantos, aprendí de ellos, y sin duda aprendí también de las personas que estuvieron a mi alrededor, mis compañeros y amigos en este viaje letroso, agradezco la oportunidad que me han dado de volar con ustedes.
En la UAM-I me aceptaron el 4 de agosto de 2009, un año después, exactamente, mi abue decidió convertirse en un espíritu libre, doña Julia no está ahora para decirle que terminé, que a pesar de todo terminé, y la quiero y la extraño todos los días, pero supongo que lo sabe y se ha de reír de mí. =)
No sólo partió doña Julia, también mi maestro Herminio, a quien le debo parte de mi amor a las letras, quien me permitió creer que puedo, de vez en cuando, escribir, que es en la literatura donde todo se es posible, el rumor del viento de Machigua siempre me acompaña.
Es curioso, siempre imaginé que sería diferente, que sentiría emoción, pero supongo que la emoción escapó así como fueron pasando los años, así como a mi cabello se le fue escapando el color y los otoños comenzaron a marcar mi piel. Ni siquiera sé para qué me va a servir ese papelito, quizá mis padres quieran colgarlo en la sala de la casa, o qué se yo.
Y pos nada, gracias a mis papás que no me mandaron al carajo en la primera falla y me apoyaron, alimentaron y pagaron mis rentas (lo siguen haciendo, pues, pero espero eso cambie pronto). Gracias infinitas a quienes han compartido estos tantos años de terquedad y frustración.
Gracias, compas de Corta, Chumacera, banda del Eruditos Club, compas de Valenciana, bandita UAMera, gracias familia.
Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo).
Estuve en Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en uno siempre vuelve a los viejos sitios...
Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí también tengo amigos entrañables, he compartido llanto, alegrías, gritos, lluvias, fiestas, bailes, letras y más letras.
Durante este tiempo tuve maestros bien chiditos, y otros no tantos, aprendí de ellos, y sin duda aprendí también de las personas que estuvieron a mi alrededor, mis compañeros y amigos en este viaje letroso, agradezco la oportunidad que me han dado de volar con ustedes.
En la UAM-I me aceptaron el 4 de agosto de 2009, un año después, exactamente, mi abue decidió convertirse en un espíritu libre, doña Julia no está ahora para decirle que terminé, que a pesar de todo terminé, y la quiero y la extraño todos los días, pero supongo que lo sabe y se ha de reír de mí. =)
No sólo partió doña Julia, también mi maestro Herminio, a quien le debo parte de mi amor a las letras, quien me permitió creer que puedo, de vez en cuando, escribir, que es en la literatura donde todo se es posible, el rumor del viento de Machigua siempre me acompaña.
Es curioso, siempre imaginé que sería diferente, que sentiría emoción, pero supongo que la emoción escapó así como fueron pasando los años, así como a mi cabello se le fue escapando el color y los otoños comenzaron a marcar mi piel. Ni siquiera sé para qué me va a servir ese papelito, quizá mis padres quieran colgarlo en la sala de la casa, o qué se yo.
Y pos nada, gracias a mis papás que no me mandaron al carajo en la primera falla y me apoyaron, alimentaron y pagaron mis rentas (lo siguen haciendo, pues, pero espero eso cambie pronto). Gracias infinitas a quienes han compartido estos tantos años de terquedad y frustración.
Gracias, compas de Corta, Chumacera, banda del Eruditos Club, compas de Valenciana, bandita UAMera, gracias familia.
No sé qué es lo que sigue, pero ojalá no dejemos de coincidir.
No me pregunten cómo pasa el tiempo, sólo sé que yo sigo aquí.
¡Gracias totales!
Los ailobiu forever.
Felicitaciones, ahora las puertas del mundo estan abiertas para que las conquistes.
ResponderEliminarBesos y abrazos