Manantial de mentiras
inalterable deseo en noches no esperadas
árido desierto para las sombras
que se quedaron sin aliento
de tu boca rescato la lengua
que me provoco los gritos,
los gemidos.
Tu lengua deslizándose entre mis piernas
el desenfreno ocasionado por el movimiento
tu boca a la que beso con ausencias
muerdo con palabras y rozo con mi lengua.
A una boca nunca mía,
constantemente ajena.
Esa boca siempre tuya.
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