¿Recuerdas cómo fue que inició el juego? Comenzó con risas, abrazos, fotografías y diversión, esa noche en la que escuchamos música a las 4 am., noche en la que moría de sueño pero deseaba seguir a tu lado.
¿Recuerdas la película que vimos juntos? Me dijiste que era de tus favoritas y mientras la película transcurría, tus brazos rodeaban mi cuerpo, me abrazaban y yo estúpidamente sonreía.
¿Recuerdas la primera vez que me viste ébria y vomité tus tenis? Debías alejarte pero seguías cuidándome, me contabas chistes y datos curiosos, dijiste -aún lo dices- que no entendías a la gente de "provincia".
¿Recuerdas las canciones que escuchamos en el concierto de Big Band Jazz México, el Teatro Juárez arropándonos, el pastel de chocolate que comimos y el café que preparaste? En esa ocasión pasé dos noches a tu lado, y en la segunda noche sucedió lo ya esperado, compartimos emociones, nos cansamos, nos saciamos, nos besamos como se besan los amantes: en silencio.
Creí que tendría la oportunidad de seguir en tu memoria, así como creí en tus letras cada vez más distantes, en las palabras que no dijiste, en los abrazos que no me dabas. Creí en el "Quizá", el quizá que me aseguraste varias veces. Creí en tí, en tu sonrisa y en tu mirada.
¿Recuerdas la última vez que te vi?
Comenzó a llover y te recuerdo en silencio, junto a mí, olvidándome.
¿Recuerdas la primera vez que me viste ébria y vomité tus tenis? Debías alejarte pero seguías cuidándome, me contabas chistes y datos curiosos, dijiste -aún lo dices- que no entendías a la gente de "provincia".
¿Recuerdas las canciones que escuchamos en el concierto de Big Band Jazz México, el Teatro Juárez arropándonos, el pastel de chocolate que comimos y el café que preparaste? En esa ocasión pasé dos noches a tu lado, y en la segunda noche sucedió lo ya esperado, compartimos emociones, nos cansamos, nos saciamos, nos besamos como se besan los amantes: en silencio.
Creí que tendría la oportunidad de seguir en tu memoria, así como creí en tus letras cada vez más distantes, en las palabras que no dijiste, en los abrazos que no me dabas. Creí en el "Quizá", el quizá que me aseguraste varias veces. Creí en tí, en tu sonrisa y en tu mirada.
¿Recuerdas la última vez que te vi?
Comenzó a llover y te recuerdo en silencio, junto a mí, olvidándome.
¿Lo recuerdas?
No debería escribirte sin embargo aún tengo esa pequeña necesidad, me acostumbré a hacerlo y por ahora ésta es mi manera de empezar a olvidarte.
"nos besamos como se besan los amantes: en silencio"
ResponderEliminarDirecto al corazon.
El olvido es imposible, no se puede vivir sin la memoria, pero escribir es una forma de poner los puntos sobre las ies. De empezar otros capitulos.
Un abrazo!
Perfecto.
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