En Cortazar, indepedientemente del
1 y 2 de noviembre, se va al panteón el segundo lunes de noviembre, le
conocemos como “Día del aniversario”, no estoy segura de dónde surge este
término, pero imagino que nos esperamos a esta fecha porque los días de feria
se mezclan con los días de recuerdos.
En mi memoria tengo presente que en
las calles que conducen al panteón (al viejo y al nuevo) se encontraba de todo:
buñuelos, veladoras, nube, gorditas, botes para poner las flores, pastel, cempasúchil,
claveles, rosas, incienso… era una mezcla de olores que se combinaba con la
añoranza. Mi abuela se iba temprano al panteón a limpiar las tumbas de los suyos,
el primer paso dentro del cementerio me hacía estremecer, pero entre los tríos,
mariachis, grabadoras con la música que más gustaba, el shshsh
shshsh de las escobas en el cemento frío de los queridos,
niños ofreciéndose (a cambio de unas monedas) a llevarte agua a la tumba y las
voces temblorosas rezando el rosario, recordaba que estaba de fiesta, y que los
muertos andaban más vivos que nunca. Así como mi abuela había cientos,
acompañando a sus seres queridos, pasaban ahí la tarde y ya muy noche volvían a
casa, digo muy noche porque para mí a los 10-12 años, las 10 pm ya era noche.
Ahora no estoy en Corta, y mi
abuela tampoco, ya no puedo acompañarla a rezarle a los suyos, ni he ido a
visitarla a ese lugar al que le llaman última morada, a veces rezo para
sentirla cerca, porque así siento que no los olvido. Hoy, segundo lunes de
noviembre, mis padres fueron al panteón a llevar flores a los míos, a recordar
la vida, a sonreírles y decirles que aquí seguimos, esperándolos, esperándonos.
Yo sólo escribo, a distancia,
atrás de mí sigue puesto el altar improvisado que hice porque para nosotros, al
menos para mi familia, nuestros muertos nos visitan dos veces en un mes, a mí
me gusta pensar que se quedan todos los días desde el 1 y al segundo lunes de
noviembre, que andan aquí bailando, fumando, comiendo, sonriendo.
Y yo ando aquí, amándolos y
extrañándolos.💙💙💙💙
Aquí se encuentra mi abue Boni, mi abue Julia, mi tío Memo y mi tío Lupe.
De este lado encontramos a mi abue Trina, mi tío Tomás. El abuelo Aurelio y el tío Raul se encuentran en el panteón viejo. Nomás hay que cruzar la pared.
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