Presté atención a sus movimientos mucho antes de que comenzara la tan esperada charla, por momentos me olvidé de lo condicionado de nuestro encuentro y lo limitado del tiempo, observé su ojos, observé sus labios, el roce de su mano en mi rodilla, las palabras no fueron forzadas y los silencios no se presentaron, las sonrisas de dos cómplices, los amigos de un pasado cada vez más cercano. ¿Qué podía hacer? Estaba sentado frente a mí con la sonrisa de ayer, una vez más los recuerdos saltaban a la vista en mis risas torpes e inútilmente discretas.
Los minutos caducaban y escalón por escalón, revivió el temor. Fueron innecesarios los pretextos para justificar ese beso, no me importaban las explicaciones, esa noche disfruté sus besos, sus caricias, no puedo negar que deseaba ese momento. Su respiración agitada, el rápido ir y venir de los latidos de su corazón y el tiempo contenido en nuestros cuerpos fueron el motivo perfecto para alterar el significado que le he otorgado al término escaleras, la funcionalidad y practicidad de una puerta cerrada puede determinar un segundo.
Nos vimos reducidos a vestigios de un ayer inesperado, ¿coincidencia o realidad? No lo sé, las dudas e incertidumbres comienzan a navegar en la inconciencia de las palabras. El mañana se dibuja con un final que no podría ser muy distinto al anterior. Un sinfín de incógnitas lanzadas al viento me queda para esta noche en la que me atrapa el sueño.
"La mejor forma de evitar la tentación, es caer en ella".
ResponderEliminar;)
un besote, guapa
Jejeje.
ResponderEliminarR. Pues ya llevó varios resbalones, porque de la caída quizá no quiera levantarme ;)
Un beso azul...