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El polvo del deseo

A falta de palabras propias recurro a las palabras olvidadas, a la poesía del otro, ese otro en el que me veo y descubro. Diciembre siempre ha sido un mes extraño, entre los días rojos y los de ausencia, entre las dudas y propósitos jamás cumplidos, entre las sonrisas que ya no existen y los abrazos que hicieron falta.  Entre tantas cosas sin sentido, me encuentro, revolviendo entre las sábanas los anhelos muertos. EL POLVO DEL DESEO Gonzalo Rojas Por mucho que la mano se me llene de ti para escribirte, para acariciarte como cuando te quise arrancar esos pechos que fueron mi obsesión en la terraza donde no había nadie sino tú con tu cuerpo, tú con tu corazón y tu hermosura, y con tu sangre adentro que te salía blanca reseca, por el polvo del deseo: Oh, por mucho que tú hayas sido mi perdición hasta volverme lengua de tu boca, ya todo es imposible. Allá abajo los barcos me esperan. Con su ruido me estoy partiendo de todas las cosas, de tu carácter y de tu belleza.

No me pregunten cómo pasa el tiempo

Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo. Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo). Estuve en  Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en   uno siempre vuelve a los viejos sitios... Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí también tengo am

De cuando todo es nada.

Y sí, siempre vuelvo aquí cuando se me desmadra la ilusión, cuando los sentimientos andan todos locos, cuando odio, amo, río, lloro, miento madres, abrazo. Se me van los días entre tanta pinche mentira e ilusiones mal logradas. Yo debería escribir del día de su nacimiento, en el que nacieron todas las flores, el mismo día en que Dios estaba enfermo, y sin embargo estoy aquí, con las letras atrapadas en las yemas de mis dedos, con la sal marcando las mejillas, con un extraño sentimiento de coraje, decepción y tristeza. Y a pesar de todo, lo quiero en mis días, en mis pasos, en mi cama, en mi sonrisa. Lo quiero.  ______________________________________________________________________ A Mariana le ha dado por querer, por ofrecer algo más que el cuerpo, ese cuerpo que en las noches se consume en la agonía, cada verano su piel se estremece, se olvida.  Mariana y el engaño, Mariana y el sabor de la mentira en sus labios, Mariana y la poca certeza del ayer.   __________________