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Mostrando entradas de abril, 2014

De cómo las Hojas llegaron a Puebla, y las palabras que les debo.

Viernes 11 de abril. A todos se nos hizo un poquito tarde; unos en autobús, otros en automóvil, alguien se cansó porque llevaba tacones (a quién se le ocurre), los del auto se perdieron un poco, pero al final, en una curiosa caja de chelas Victoria, llegaron las revistas.  Me dijeron que me tocaba hablar, pero como ya todos saben, eso no es lo mío, así que dejé que Abraham irradiara toda la energía y emocionara a la banda que estaba en la sala; después, yo me dediqué a tartamudear, pero bueno, aquí es donde entra mi choro, aquello que no pude decir:  Creo en las Hojas, he visto cómo han ido evolucionando, cómo comienzan a tomar forma, cómo mis compañeros, y amigos, ponen energía y pasión en ella, tenemos nuestros momentos de pereza (que pueden parecer muchos); sin embargo, seguimos en el intento, ¿qué buscamos? No estoy segura, al menos, yo estoy buscando encontrarme, o perderme, en cada uno de los textos que han formado parte de estas hojas volanderas, en las ilustraciones, en la

OJALÁ QUE EL RECUERDO TE BASTE

A la memoria de lo que alguna vez fuimos, o lo que yo construí en mi imaginación. OJALÁ QUE EL RECUERDO TE BASTE Ojalá que el recuerdo te baste cuando los brazos se alejen, cuando la tuberculosis te reduzca a cenizas y la obscuridad arrebate tu voz. Ojalá que la cobardía no los mate y que el mezquite conserve su olor. ¿Qué pasará cuando renuncies a tu sangre? Cuando arranques las ramas de ese árbol que los une. Cuando los hijos que no tuviste te confinen al olvido y te cubran de ausencia. No cabe duda de que la casa se cae a pedazos y los cuartos guardan el rencor de los días. ¿Qué pasará en el momento en el que olvides las raíces que te unieron a la tierra? Berenice Patiño Roa. Abril 2014