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Empezar por el principio

Empezar por el principio es el primer libro del año que me han regalado, creo, y últimamente TODO se reduce a ese título, comenzar de cero, comenzar de la nada, reconstruir o construir, depende de cómo lo veamos; empezar de nuevo, dije yo. 
Dejé al fantasma de años, pero me he creado otros, y estos tienen sus fantasmas, así que todo sigue siendo un vil círculo vicioso entre el pasado y un presente cada vez más confuso y extraño. Quiero aprender a confiar, a gritar, a caminar, paso a paso. Aprender a querer (lo), a sentir, a entender la vida de una manera diferente, y puede resultar complicado si no estoy ni cerca de saber lo que quiero, de cómo quiero ir construyendo mis sueños, mis anhelos. 
Aunque esta vez existe (espero, deseo, creo) un poco de esperanza...

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No me pregunten cómo pasa el tiempo

Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo. Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo). Estuve en  Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en   uno siempre vuelve a los viejos sitios... Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí ta...

Instantes de nada

Se han dicho muchas frases, palabras totalmente fuera de sentido, mentiras, verdades, se han aplacado las ganas, el placer. Se han dado besos, robado caricias, escuchado gemidos, lanzado gritos. Hemos sido las fieras que cumplen salvajemente el deseo. Se han gozado los cuerpos, mordido los labios, reconocido los sexos. Sin embargo, queda una sensación de vacío, un silencio incomodo entre la distancia y la duda, entre el ayer y el hoy. Se han olvidado los encuentros, han muerto las sonrisas y ha vuelto el misterio en la mirada de quien dice mucho con tan poco.

Mis muertos, mi lugar

En Cortazar, indepedientemente del 1 y 2 de noviembre, se va al panteón el segundo lunes de noviembre, le conocemos como “Día del aniversario”, no estoy segura de dónde surge este término, pero imagino que nos esperamos a esta fecha porque los días de feria se mezclan con los días de recuerdos. En mi memoria tengo presente que en las calles que conducen al panteón (al viejo y al nuevo) se encontraba de todo: buñuelos, veladoras, nube, gorditas, botes para poner las flores, pastel, cempasúchil, claveles, rosas, incienso… era una mezcla de olores que se combinaba con la añoranza. Mi abuela se iba temprano al panteón a limpiar las tumbas de los suyos, el primer paso dentro del cementerio me hacía estremecer, pero entre los tríos, mariachis, grabadoras con la música que más gustaba, el shshsh shshsh de las escobas en el cemento frío de los queridos, niños ofreciéndose (a cambio de unas monedas) a llevarte agua a la tumba y las voces temblorosas rezando el rosario, recordaba que est...