Ir al contenido principal

Para el extraño de siempre...


29 de abril de 2004

Hoy me di cuenta que él me gusta, no es sólo el amigo que creí,
no son sólo las sonrisas que me roba sin darse cuenta
o los suspiros ocultos cuando digo "buenas noches"
y doblo la esquina con la sonrisa en los labios.


Hoy se cumplen 6 años desde que escribí esto, sí que pasa el tiempo volando. Han pasado muchas cosas, momentos, sensaciones, risas, llantos, tristezas, alegrías y hasta celos, jaja, pero él sigue presente, de una u otra manera, todo ha sido una etapa muy rara que no entiendo y no sé si quiero entender. Este ir y venir, las ausencias, los encuentros, los adioses, la no pertenencia, lo prohibido, al final somos –como él lo dijo alguna vez- aquellos tontos que inventan historias para continuar en la fantasía. Nuestra historia, nuestra fantasía llena de misterios, nuestros secretos, nuestras miradas.
Y después de tantas lunas seguimos siendo los extraños que iniciaron el juego, los amigos que se ríen de las tonterías del otro y se escuchan, los amantes que se reconocen en la mirada, en la sonrisa. Quizá no era necesario subir esto pero no me importa, hoy puedo decir que te odio.

Fugitivos, aprisionados en silencio
ocultándonos en miradas,
en palabras prohibidas.
Jugando a ser extraños
a encontrarnos de manera inconciente,
a besarnos con precaución
Mintiéndonos para no caer en la trampa.
Tentaciones en la piel, pasión y delirio quemando los cuerpos,
amándonos en lapsos pequeños...




Comentarios

Entradas populares de este blog

No me pregunten cómo pasa el tiempo

Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo. Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo). Estuve en  Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en   uno siempre vuelve a los viejos sitios... Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí ta...

De cuando todo es nada.

Y sí, siempre vuelvo aquí cuando se me desmadra la ilusión, cuando los sentimientos andan todos locos, cuando odio, amo, río, lloro, miento madres, abrazo. Se me van los días entre tanta pinche mentira e ilusiones mal logradas. Yo debería escribir del día de su nacimiento, en el que nacieron todas las flores, el mismo día en que Dios estaba enfermo, y sin embargo estoy aquí, con las letras atrapadas en las yemas de mis dedos, con la sal marcando las mejillas, con un extraño sentimiento de coraje, decepción y tristeza. Y a pesar de todo, lo quiero en mis días, en mis pasos, en mi cama, en mi sonrisa. Lo quiero.  ______________________________________________________________________ A Mariana le ha dado por querer, por ofrecer algo más que el cuerpo, ese cuerpo que en las noches se consume en la agonía, cada verano su piel se estremece, se olvida.  Mariana y el engaño, Mariana y el sabor de la mentira en sus labios, Mariana y la poca certeza del ayer.   ____...

Mis muertos, mi lugar

En Cortazar, indepedientemente del 1 y 2 de noviembre, se va al panteón el segundo lunes de noviembre, le conocemos como “Día del aniversario”, no estoy segura de dónde surge este término, pero imagino que nos esperamos a esta fecha porque los días de feria se mezclan con los días de recuerdos. En mi memoria tengo presente que en las calles que conducen al panteón (al viejo y al nuevo) se encontraba de todo: buñuelos, veladoras, nube, gorditas, botes para poner las flores, pastel, cempasúchil, claveles, rosas, incienso… era una mezcla de olores que se combinaba con la añoranza. Mi abuela se iba temprano al panteón a limpiar las tumbas de los suyos, el primer paso dentro del cementerio me hacía estremecer, pero entre los tríos, mariachis, grabadoras con la música que más gustaba, el shshsh shshsh de las escobas en el cemento frío de los queridos, niños ofreciéndose (a cambio de unas monedas) a llevarte agua a la tumba y las voces temblorosas rezando el rosario, recordaba que est...