Ir al contenido principal

De cómo las Hojas llegaron a Puebla, y las palabras que les debo.

Viernes 11 de abril. A todos se nos hizo un poquito tarde; unos en autobús, otros en automóvil, alguien se cansó porque llevaba tacones (a quién se le ocurre), los del auto se perdieron un poco, pero al final, en una curiosa caja de chelas Victoria, llegaron las revistas. 
Me dijeron que me tocaba hablar, pero como ya todos saben, eso no es lo mío, así que dejé que Abraham irradiara toda la energía y emocionara a la banda que estaba en la sala; después, yo me dediqué a tartamudear, pero bueno, aquí es donde entra mi choro, aquello que no pude decir: 
Creo en las Hojas, he visto cómo han ido evolucionando, cómo comienzan a tomar forma, cómo mis compañeros, y amigos, ponen energía y pasión en ella, tenemos nuestros momentos de pereza (que pueden parecer muchos); sin embargo, seguimos en el intento, ¿qué buscamos? No estoy segura, al menos, yo estoy buscando encontrarme, o perderme, en cada uno de los textos que han formado parte de estas hojas volanderas, en las ilustraciones, en las imágenes; incluso en los errores que, seguro, se nos escapan en cada número. Pero eso es también la parte divertida, las Hojas van creciendo y nosotros también, tenemos la capacidad de re inventarnos, de experimentar, de jugar, de sentir.
Y pues ya, no los enredo más (ni les cuento de las chelas, las pasitas, la comida y demás :p ). 

Gracias a quienes estuvieron con nosotros, de cerquita y de lejos.


Comentarios

Entradas populares de este blog

No me pregunten cómo pasa el tiempo

Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo. Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo). Estuve en  Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en   uno siempre vuelve a los viejos sitios... Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí ta...

De cuando todo es nada.

Y sí, siempre vuelvo aquí cuando se me desmadra la ilusión, cuando los sentimientos andan todos locos, cuando odio, amo, río, lloro, miento madres, abrazo. Se me van los días entre tanta pinche mentira e ilusiones mal logradas. Yo debería escribir del día de su nacimiento, en el que nacieron todas las flores, el mismo día en que Dios estaba enfermo, y sin embargo estoy aquí, con las letras atrapadas en las yemas de mis dedos, con la sal marcando las mejillas, con un extraño sentimiento de coraje, decepción y tristeza. Y a pesar de todo, lo quiero en mis días, en mis pasos, en mi cama, en mi sonrisa. Lo quiero.  ______________________________________________________________________ A Mariana le ha dado por querer, por ofrecer algo más que el cuerpo, ese cuerpo que en las noches se consume en la agonía, cada verano su piel se estremece, se olvida.  Mariana y el engaño, Mariana y el sabor de la mentira en sus labios, Mariana y la poca certeza del ayer.   ____...

Instantes de nada

Se han dicho muchas frases, palabras totalmente fuera de sentido, mentiras, verdades, se han aplacado las ganas, el placer. Se han dado besos, robado caricias, escuchado gemidos, lanzado gritos. Hemos sido las fieras que cumplen salvajemente el deseo. Se han gozado los cuerpos, mordido los labios, reconocido los sexos. Sin embargo, queda una sensación de vacío, un silencio incomodo entre la distancia y la duda, entre el ayer y el hoy. Se han olvidado los encuentros, han muerto las sonrisas y ha vuelto el misterio en la mirada de quien dice mucho con tan poco.