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Ajedrez: Rosario Castellanos

Porque éramos amigos y, a ratos,
nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.



Subo este poema de Castellanos, porque me trae recuerdos, porque me traslada al juego que comenzamos, ese juego que ninguno de los dos quiere perder.
¿Quién hará el próximo movimiento?



Comentarios

  1. Quizás lo mejor sería que el viento soplara y tirara las piezas?
    Besotes Berenitze..

    ResponderEliminar
  2. una más...
    Creo que sería la mejor opción, así no quedaría espacio para la incertidumbre.

    ResponderEliminar
  3. saludos..
    te invito a pasar a mi caja..
    un abrazo!

    ResponderEliminar

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Y sí, siempre vuelvo aquí cuando se me desmadra la ilusión, cuando los sentimientos andan todos locos, cuando odio, amo, río, lloro, miento madres, abrazo. Se me van los días entre tanta pinche mentira e ilusiones mal logradas. Yo debería escribir del día de su nacimiento, en el que nacieron todas las flores, el mismo día en que Dios estaba enfermo, y sin embargo estoy aquí, con las letras atrapadas en las yemas de mis dedos, con la sal marcando las mejillas, con un extraño sentimiento de coraje, decepción y tristeza. Y a pesar de todo, lo quiero en mis días, en mis pasos, en mi cama, en mi sonrisa. Lo quiero.  ______________________________________________________________________ A Mariana le ha dado por querer, por ofrecer algo más que el cuerpo, ese cuerpo que en las noches se consume en la agonía, cada verano su piel se estremece, se olvida.  Mariana y el engaño, Mariana y el sabor de la mentira en sus labios, Mariana y la poca certeza del ayer.   __________________

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